Ya llevamos unos días de otoño y empezamos a sentir dentro de nosotras su energía.

Esta estación del año es un regalo para nuestros sentidos y una oportunidad para hacer una profunda depuración interior.

Si nos fijamos en los árboles, empiezan a caérseles las hojas. Un movimiento perfecto para dar lugar después a la floración y dar sus frutos. Nos enseña la vuelta a casa, al origen, a lo orgánico, genuino y auténtico. Sin hacer este paso previo no sería posible la renovación.